Ya hemos hablado con anterioridad de que el éxito de una presentación tiene tres pilares básicos: el contenido, la actitud corporal y la actitud verbal. En este artículo nos vamos a centrar en los puntos fuertes que tu voz necesita tener sobre el escenario y vamos a recalcar 5 cosas que estás haciendo mal con tu voz y que debes tener en cuenta si quieres que tu voz tenga presencia durante la presentación.
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1. El volumen de la voz durante una charla
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Hay pocas cosas más molestas como audiencia que no poder escuchar lo que nos están diciendo. Recuerda esto “Si no te escucho, desconecto”, lo que implica que si tu tono es bajo, habrás perdido a tu público.
Mantener el volumen alto puede resultar especialmente difícil para aquellas personas que tienen una voz pequeña y aguda, pero tienes que intentar proyectar la voz hasta el final de la sala.
De hecho, en el futuro plantearemos una serie de ejercicios para que tengas conciencia de tu voz y seas capaz de ajustar su volumen dependiendo de la sala en la que te encuentres.
Además, si tienes dudas de si los de las últimas filas te están escuchando bien, no pasa nada por preguntarles directamente, nada más comenzar. Así de paso, empiezas la charla con una interacción. Si alguien te comenta que no se te oye, tienes que tener cuidado, porque en estos casos tenemos tendencia a elevar un poco la voz, pero enseguida volvemos sin querer al volumen inicial.
2. Modula tu voz – Sé consciente de la dinámica de voz que proyectas
Que te puedan oír es el primer paso, pero una vez que tu voz les llega no aburras a tu audiencia con un tono monocorde durante toda la charla. Tu voz tiene que hacer inflexiones, modular, destacar las cosas importantes, crear intriga o denotar pasión cuando sea el momento adecuado, etc.
Piensa que sobre el escenario has de ser como un cuentacuentos que relata la historia más increíble jamás contada y ¿cuándo has visto tú a un cuentacuentos ser monótono?
3. Vo – ca – li – za – «Si no te entiendo, no te atiendo»
Vocalizar adecuadamente es fundamental. A veces nos ocurre que por estar nerviosos o hablar demasiado rápido no se nos entiende, así que intenta ensayar de vez en cuando exagerando la vocalización para que te acostumbres a decir todas las palabras y no te comas sílabas o hagas contracciones.
4. Velocidad al hablar
Si es muy rápido no te entiendo y no retengo. Si es muy lento me aburro y desconecto. Por eso hay que encontrar el punto exacto. Además, hay que tener cuidado con los nervios porque son un añadido que nos hacen hablar más rápido o despacio según la persona. Cuanto más ensayemos, más control y menos nervios.
5. Cuidado con los titubeos y las muletillas en una exposición
Sé que estás nervioso y a veces no podrás evitar soltar alguna muletilla o titubear, pero ten cuidado que no se convierta en algo excesivo porque este tipo de recursos pueden dar la sensación o bien de que estás increíblemente nervioso lo que puede resultar de la inexperiencia y por lo tanto falta de profesionalidad, o bien que esta presentación no te importaba mucho y no te has molestado en prepararla.
Lo bueno es que los ensayos te ayudarán a sentirte más cómodo y en control de la situación, lo que te llevará a reducir estos recursos de manera natural y casi sin que te des cuenta.
Así que ya lo ves domador, la voz es un elemento muy importante en tu presentación que puede llevarte a lo más alto si la utilizas correctamente. Y si quieres aprender a controlarla y modularla a tu antojo, no te vayas muy lejos porque en breve te iré contando diferentes estrategias que puedes seguir para dominar todos los parámetros que te he contado arriba.